Los niños llenan las horas,
de risas y carcajadas,
hacen magia con sus sueños
y brillan con sus miradas.
Nos regalan fantasías
y nos venden ilusiones
con el calor de sus mimos
al ritmo de sus canciones.
Pero en muchos sus miradas
están tristes y apagadas,
sus sueños son pesadillas
y el hambre es como cosquillas.
Por todos hoy pedimos
cambiar esa realidad
y respetar sus derechos
en un clima de igualdad.